Luis Fernando Herrera
Fotos Gustavo Bauer Griman
Con cámara en mano el fotógrafo Gustavo Bouer decidió retratar la angustia del vacío, su lente captó la ausencia de una ciudad intermitentemente paralizada, que lucha en medio de la agonía de un mal mundial y que no la hace inmune.
“Fue en el los días en los que no hay mercado, no es buena ni mala la soledad, pero la hay, es muy fácil hacerla, igual que cuando hay gente se puede fotografiar lo contrario. La plaza Baralt completamente sola, cuatro o cinco personas ahí iban caminando y más nada, las calles del centro muy solas”, dijo Bauer sobre la Maracaibo en pandemia.
En sus graficas los ocasos arquitectónicos tienen su faena, hoy solo albergan la nada, las santamarias abajo es prueba irrefutable de ello, pues solo se detiene frente a ellas el viento y otras tantas el polvo, muy contrario a su vida rutinaria en el que el vaivén de los gritos de ofertas y el quejido del calor hacen vida por la avalancha de gente, pero que hoy… no está.
“Eso impacta como fotógrafo, pues no se está acostumbrado a verla de esa manera, esto es único ¡Totalmente único! Hay que documentarlo porque esta generación y otras más nunca habían visto esto. Había pasado lo de la Gripe Española, pero muchos no sabían cómo pasó y ahora hay muestra de una idea de lo que quizá se vivió”, agregó Bauer.
Para Gustavo Bauer es imprescindible hacer la memoria fotográfica de este contratiempo, de esta catástrofe sanitaria que hoy obliga a cerrar -quién sabe por cuánto tiempo más- las puertas de su principal eje económico, por lo que invita a los demás ciudadanos a retratar desde los lugares donde se confinan la imagen de esta abrumadora situación que registre, para los cimientos de su historia, a la Maracaibo en pandemia.
