EL COLOMBIANO conoció detalles de un movimiento empresarial que se ha alistado durante semanas, incluso con el conocimiento del presidente. Pero ahora se opuso.
El comunicado del presidente está dirigido a Nicolás Maduro, a quien reconoce y le da el título también de presidente, aunque se suponía que Colombia no iba a confirmar los resultados de las elecciones de junio hasta que el Gobierno chavista publicara las actas. Pero en el trino de la publicación se refiere también a Álex Saab, el ahora ministro del poder popular de Venezuela. Los secretos de la negociación vienen avanzando desde hace varias semanas en un intrincado círculo de puentes entre ambos países.
Primero, el Gobierno de Maduro ofreció la empresa a varios de sus aliados políticos y luego a otra compañía multinacional que sí estuvo interesada. Allí empezaron las negociaciones de las cuales el presidente Gustavo Petro tuvo conocimiento y, según dijeron varias fuentes a este periódico, estuvo de acuerdo en un primer momento.
La razón tiene que ver con la publicación que hizo este periódico en agosto. En los resultados financieros y contables de Monómeros para el año 2022 y 2023 se registró un movimiento inusual que podría significar la renovación de una sanción de parte de la Oficina del Tesoro de la Casa Blanca. Monómeros le giró a Petroquímicas de Venezuela (PEQUIVEN) 136.000 millones de pesos a través de una triangulación que no estaría permitida por el Gobierno americano.
El movimiento consistió en que la compañía le pagó a Pequiven una compra de Úrea a través de una empresa basada en Hong Kong llamada IPLC. Pero IPCL fue establecida por Luis Enrique Molina Duque, de acuerdo con documentos a los que accedió EL COLOMBIANO. Molina Duque es vicepresidente de PDVSA, aunque hoy se desconoce su paradero en medio de las investigaciones que llevaron a la cárcel al exministro Pedro Tellechea, por supuestamente colaborar con agencias de inteligencia americanas.
El problema de la sanción a Monómeros
El problema de ese movimiento es la sanción y sus implicaciones. Monómeros fue sancionada por Estados Unidos por primera vez en 2017 como filial de Petróleos de Venezuela. Se trataba de la orden ejecutiva 13808 del Gobierno americano que prohibía la reestructuración de la deuda soberana de Venezuela y bloqueaba la participación de los dividendos de PDVSA y sus empresas filiales, incluyendo a Monómeros.
La compañía de fertilizantes pasó entonces a estar en el listado de la Oficina para el Control de Bienes y Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro y eso limitaba su operación comercial con bancos, otras compañías, gobiernos y terceros. En 2019, el Gobierno Duque decidió no permitir la entrada de un gerente delegado por el presidente Nicolás Maduro al país. Migración lo deportó y Monómeros pasó a control del líder de la oposición Juan Guaidó, que tuvo todo el apoyo de la administración anterior y terminó refugiado en Estados Unidos.
Desde 2019 hasta septiembre del año pasado, Monómeros estuvo en control de la junta que Guaidó impuso, también con varias acusaciones de corrupción, pero con un hito importante. Lograron que la sanción de la OFAC fuera suspendida para que Monómeros pudiera hacer operaciones de nuevo y reactivar la comercialización de fertilizantes, además en en el contexto de la pandemia en donde los principales insumos tenían poca oferta por el cierre de puertos y exportaciones. EL COLOMBIANO conoció el documento en el que el jefe de la división de licencias del Departamento del Tesoro, Aydin Akgun, amplía la suspensión de la sanción de la OFAC hasta el 30 de junio de 2025 a Monómeros.
Eso significa que la sanción de Monómeros continúa levantada, lo que le permite hacer créditos, comprar activos, venderlos y en general comercializar con otras empresas o gobiernos sin que esas transacciones tengan sanciones por el Gobierno americano. Pero ni PEQUIVEN ni PDVSA tienen las sanciones levantadas; esto ha sido parte del argumento del bloqueo con el que Petro ha buscado ayudar a Venezuela; incluso se lo dijo al presidente electo Donald Trump en su primer mensaje tras su victoria.
Si la Oficina del Tesoro de Trump considera que este movimiento de triangulación hacia Pequiven es irregular e incumple con la suspensión de 2017, entonces podría volver a imponerla y Monómeros perdería los valores de sus activos, las utilidades y parte de la operación. Por eso Maduro ha buscado vender la compañía antes de enero, cuando se posesiona Trump por segunda vez en la Casa Blanca. Y a quien delegó para esa venta es a Álex Saab, barranquillero y que conoce bien el sector.
Cuando el Gobierno del presidente Gustavo Petro llegó al poder, le regresó a Monómeros al control total de Pequiven pero le pidió al Gobierno de Maduro tener a dos miembros de junta delegados por él mismo. Sus delegados fueron Rodrigo Ramírez, un amigo personal de su hijo, Nicolás Petro, y Cristobal Padilla, hoy director de Colombia Compra eficiente.
Pero inmediatamente después del anuncio del mandatario en X, Rodrigo Ramírez hizo también pública la negociación y afirmó que renuncia a su puesto en la junta.
Petro dice en el comunicado que la “privatización de Monómeros” significaría una elevación de los precios de los fertilizantes para los campesinos en Colombia y una dependencia de una compañía extranjera del agro en el país. E insiste en que se opone tajantemente a su venta.
Detalles de la negociación
Sin embargo, EL COLOMBIANO conoció que las negociaciones ya estaban suficientemente avanzadas y había un primer acuerdo de compraventa por más de 300 millones de dólares. La compañía interesada es una multinacional que compite en el agro y en los fertilizantes. Hubo varias reuniones de alto nivel y Petro no desconocía la intención de venta y compra. De hecho, estaba bien enterado. El comunicado lo publicó solo unos días antes de que se finiquitara la operación en lo que sería uno de los negocios del año en la región. Nadie sabe por qué Petro cambió de opinión, pero es difícil que Venezuela le haga caso a la línea del mandatario.
Primero, no ha habido una relación fluida desde las elecciones del 28 de julio y, segundo, no vender los activos de Monómeros ahora significaría quedarse con la compañía esperando una segura sanción de Trump, lo que le restaría buena parte del valor que tiene hoy en el mercado. En términos de negocios, vender Monómeros sería más inteligente para el chavismo, pero está claro que con la posición de Petro eso también tendría una consecuencia política con uno de los últimos aliados que le quedan a Maduro tras las elecciones y las denuncias por fraude.
Lo clave es que alrededor del negocio el papel de Saab es determinante. Y hay incertidumbre frente a la estrategia que usará Trump para negociar con Venezuela. Pero es muy probable que la venta siga adelante. Monómeros representa alrededor de un 40 % del mercado de fertilizantes en Colombia y tiene plantas en Barranquilla y Cartagena con más de 400 empleados. Su actividad tradicionalmente ha estado en Colombia.