Un día cualquiera amanecimos sin agua, ese servicio nunca fallaba, hoy la gente hace una fiesta cuando llega el agua, Recuerdo cuando vivía en Maracaibo y llegaba el agua usualmente en la tardecita, con muy poca fuerza y había que usar una bomba para llenar los tanques, había que esperar a que llegara la luz para poder encender la bomba. La luz llegaba pasada la media noche, pasábamos toda la noche llenando los tanques.
Ese día de hace muchos años, habíamos amanecido sin agua en toda la ciudad, se había producido lo que los hidráulicos llaman “golpe de ariete”. Este se origina cuando se cierra bruscamente una válvula o un grifo. Esto origina una sobrepresión que se desplaza por la tubería a una velocidad que puede superar la velocidad del sonido.
En otras palabras, cuando las bombas que envían el agua a la ciudad se paran por falta de electricidad y luego arrancan de nuevo, una cantidad de agua se devuelve choca contra la nueva andanada de agua que corre hacia la ciudad, produciendo un “golpe de ariete” en esos caso hay unas válvulas que liberan la fuerza del encontronazo, parece que no había sido suficiente y la tubería había explotado dejando sin agua a toda Maracaibo.
El otro diario local, Panorama publicó la noticia “Se rompió una tubería” y nos dieron un “tubazo”. Así le decían cuando un periódico no publicaba una noticia importante. Se dice en el argot periodístico, estábamos ‘tubeados” nadie se había percatado de que no había agua hasta la mañana. Ellos habían publicado la noticia sin fotos frescas, habían usado el archivo fotográfico.
El jefe de redacción de Critica, Ernesto Bracho, mejor conocido en los pasillos como “The Washington Post” otros le decían “Cara ‘e crimen”, en ambos casos unos remoquetes poco justos, Ernesto era un estudioso del periodismo y hombre muy bien informado, le decían ‘The Washington Post” los jefes que no pudieron ir a una invitación del Post, la invitación fue personal y el estuvo una semana en unas conferencias en Washington. Lo de cara ‘e crimen era porque el en verdad tenia una cara muy dura y había tenido un acné muy agresivo su sonrisa no era la mejor.
Ernesto estaba muy enojado por el tubazo recibido, no decía nada al respecto pero se sentía en la redacción ese vaho de rabia o molestia que deja un buen tubazo. A la hora que el cerró la primera página aun había agua, el evento parece que se produjo entrada la noche, ya Nestor se había ido a casa.
– Figueroa te vas con Petitt a ver lo que pasó, resopló Carrillo Girón, Nestor me miró con ojos de venganza, no me dijo nada, pero el esperaba que de alguna manera le consiguiera algo que aplacara su alma.
Miguel Angel Pettit era un hombre muy pulcro y bien vestido, hablaba muy rápido y le gustaba trabajar haciendo publireportajes, que era publicidad pagada, los anunciantes pagaban un espacio en el periódico simulando una noticia.
Por Panorama enviaron a Eduardo Semprún, un fotógrafo muy joven, era hijo del Jefe de Información de Panorama, lo estaban entrenando, cuando llegamos Pirelita, el reportero con quien andaba, le ordenaba a Eduardo, súbete allá, ponte en aquel sitio, sácame una foto de aquel lugar. Yo sabia que fotografía estaba sacando Eduardo en cada lugar, solo la imaginaba, no era tampoco gran cosa. No me iba a poner a competir con el nuevo, pensé que debería dejar que se luciera, en verdad me caía muy bien.
Yo saque las fotos que ameritaba el trabajo, la cacimba donde reparaban la tubería, algunos trabajos al rededor, el helicóptero donde llegó el gobernador etc. Un día normal, sin embargo, al otro día al revisar los periódicos, en la oficina del jefe, Ernesto Bracho, miró las fotos y solo con la mirada me recriminó, tus fotos estan bien, pero el quería mas, quería habilidad, destreza, quería sangre.
Me dijo – No esta mal, pero espero que me traigas algo mejor.
Era un compromiso, pensé que no me importaría si estaba Eduardo o no, yo iba a hacer un esfuerzo para calmar la sed de venganza que anidaba en el corazón de Bracho, era un asunto de honor. Ya se había producido una discusión en la redacción sobre cuando vendría el agua, que la gente quería saber, no había certeza de eso, Miguel Angel Petit repetía lo que los técnicos le habían dicho.
Ese día llegamos y el equipo que había enviado Panorama no era el mismo, Eudy Nuñes era el fotógrafo y no recuerdo con quien andaba, después de las fotos regulares, el pelotón de reporteros y fotógrafos se fueron a una mata de manzanitas criollas que había al lado del camino, estaban tumbando fruta y comiendo.
Mientras tanto me di cuenta que el trabajo que hacían los técnicos estaba casi terminado, el tubo madre estaba casi cerrado , había una abertura redonda en el cielo del tubo, por allí me colé en el gran féretro de acero y encontré a un hombre trabajando dentro del tubo cabíamos perfectamente parados, el estaba cociendo el ultimo cordón, le dije suelde, el empezó a soldar y la penumbra del tubo se iluminó con las chispas de la maquina de soldar, era soldadura eléctrica de la que echa muchas chispas.
Hice 2 fotos, una con flash y otra sin flash, la que hice con flash nunca la copié. La foto que hice sin flash fue una maravilla de la luz, la ventana redonda del cielo de la tubería iluminaba al trabajador desde arriba mientras el destellar de la maquina de soltar rellenaba otras partes complementando la silueta del hombre que esta sellando el último vestigio de una tubería rota, la promesa de que venia el agua.
Al entregarle la foto a Ernesto Bracho, me miró con cara de jugador de poker, temía que ese hallazgo de fotografía la tuviera el periódico de la competencia. Un secretario de redacción el Sr Perozo, quien vio la foto dijo, buena esa foto, hay que darle tamaño.
No se dieron cuenta cuando la tomé, estaban comiendo manzanitas.