viernes, septiembre 20, 2024
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De cómo llegó el queso duro llanero a la muy flemática campiña inglesa

Luis Enrique Arrevillagas Nezer habla sin prisa, pero sin pausa. Le compra leche a una finca de la localidad donde habita y cuaja aproximadamente mil litros de leche a la semana para elaborar queso llanero en la ciudad de Mánchester, Inglaterra. Empezó por elaborar queso duro llanero, luego queso de mano y por allí llegó al queso de trenzas. En la actualidad elabora un queso madurado, y uno semiduro. También hace suero cremoso, ese mismo suero lo presenta en una versión picante. Sin duda otro venezolano más que se erige sobre las adversidades.

 

-Yo provengo de una familia ganadera por tradición allá en Venezuela. Mi abuelo y luego mi padre poseían fincas y puedo decir que a mí prácticamente me salieron los dientes en los espacios de una quesera. Las primeras fundaciones de la familia se ubicaron en el estado Guárico y luego se desarrollaron otras posesiones en el estado Barinas, donde han estado por los últimos 40 o 50 años.

Desde hace un año, Arrevillagas se mudó con su esposa e hijos a Inglaterra y desde allí ofrece el sabor característico de los quesos venezolanos con su emprendimiento Matica Food. Actualmente tiene 43 años y se recibió como Ingeniero en Producción Animal en la Universidad de los Llanos, Unellez, en 2003.

-Desde esa fecha me trasladé a la finca de la familia en Barinas y allí decidí agarrar el toro por los cachos, como se dice en mi país, cuando se toma una decisión de manera firme y decidida. Lamentablemente en ese mismo año mi papá enfermó y murió. A partir de ese momento estuve encargado de la finca.

-Con el primer impulso le imprimí un vuelco impresionante. Orienté la producción lechera al ordeño con búfalas, logrando establecer un rebaño élite en el país y en la zona, logrando realizar nuevas inversiones, apoyados por la banca privada.

Su esposa es ingeniera en recursos naturales renovables, graduada también en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, en Guanare, y también ha tenido afinidad con el sistema de producción animal, procesamiento de leche y elaboración de productos lácteos.

-Con los nuevos aires logramos imprimir una profunda transformación a la unidad de producción, en la cual empezamos a generar más de 1000 litros de leche diarios. Los procesamos allí mismo, logrando la elaboración de un queso duro llanero y lo enviábamos una vez por semana hasta el mercado de Quinta Crespo en Caracas, para su inmediata comercialización.

– ¿Cómo fue tu proceso de desarrollo, al parecer como que todo estaba predeterminado?

– Ya como te dije estudié producción animal en Guanare en la Universidad de los Llanos, UNELLEZ. Allí conocí a la que es actualmente mi esposa. Al casarnos se mudó conmigo a la finca, donde después de cierto tiempo logramos concebir dos bellos chamos. Al llegar el mayor a la edad escolar, nos vimos obligados a buscar una buena escuela, porque allí donde estaba en la finca, era realmente muy precaria la oferta en materia de educación. Nos mudamos a Guanare, pero la falta de servicios y todo lo que implica la situación país, nos obligó, a tomar la decisión de salir de nuestra patria en procura de que los niños tuvieran una mejor educación.

– ¿O sea rumbo al autoexilio?

-Lo hicimos confiados en que se trataba de una solución transitoria mientras se solucionaba la situación en Venezuela. La finca aún está en producción, pero no en la forma como la llevamos antes. Se realizó una venta muy selectiva de los animales, dejando un rebaño élite muy pequeño. Se ordeñan para proseguir elaborando queso, pero las cantidades son muy pequeñas comparado con lo que fue nuestra producción. Lo que hacemos ahora apenas da para el mantenimiento de la finca, pagar a los obreros y el mantenimiento básico.

-¿Por qué escoges el Reino Unido?

– Decidimos venirnos a Mánchester porque yo había estudiado inglés en esta ciudad en la década de los 90. Mi padre, un hombre previsivo, me envió durante un año y eso me permitió, además de aprender el idioma, dejar una buena relación con la gente que conocí mientras estudiaba. Luego cuando pensamos en dejar el país, como mi esposa que es italiana y todos poseemos el pasaporte europeo, se nos hizo más fácil tomar la decisión.

-Existía el antecedente de haber vivido aquí, y decidimos venirnos para esta ciudad. Siempre acariciando la idea de empezar a hacer quesos, comprar la leche y a mediano plazo en la medida de lo posible, alquilar primero una finquita y luego empezar a ordeñar nosotros nuestras propias vacas. Ahora la meta está planteada en que si se puede a largo plazo comprar algo propio, lo haremos.

– ¿Qué productos están elaborando en este momento?

– Estamos en la primera etapa. Compramos leche a una finca de la localidad y estoy cuajando aproximadamente mil litros a la semana. Procuro cuajar dos o tres veces a la semana para una producción bastante modesta todavía. Empezamos por elaborar queso duro llanero, luego hicimos queso de mano y queso de trenzas. En la actualidad estoy generando un queso madurado y uno semiduro. También hago suero cremoso, ese mismo suero lo hago picante y una natilla llanera. Estos son los productos con los cuales me estoy manteniendo.

– ¿Cuáles fueron las limitaciones o los obstáculos que debiste superar?

– A la Gran Bretaña llegamos en octubre del 2019. No puedo decir que ha sido difícil, porque conozco el arte de producir queso pues desde que nací estoy viendo como se trata la leche y como se manipula. Lo que más nos ha costado vencer es la barrera del idioma, aunque yo lo domino bastante bien. Se me habían olvidado algunas cosas, la papelería legal, entendernos con los inspectores y con todo el entorno legal ha sido un poco cuesta arriba.

-Seguimos leyendo todos los días para aprender, usando traductores uno se ayuda mucho… ahí vamos defendiéndonos bastante bien. No considero que ha sido difícil porque manejamos el arte y además aquí el sistema te ayuda muchísimo. Todo está súper organizado, solo hay que investigar como es el proceso y el trámite.

– Las condiciones locales ayudan, ¿qué fue lo más difícil de producir?

– El queso que más nos ha costado es el queso llanero. Fue difícil alcanzar la dureza que lográbamos allá en el llano, no es fácil por la cantidad de grasa que tiene la leche local, pero usando algunos artilugios, hemos llegado al punto de dureza que queríamos. Lo más fuerte, te insisto ha sido el idioma, aquí son súper severos con las normas sanitarias y les gusta que todo esté en orden. Existe un programa de soporte al pequeño empresario por parte del gobierno, es bastante sencillo estar metido en las reglas, en las normas, porque aquí siempre hay que andar con la verdad por delante.

¿Dónde están tus productos?

– Matica Food tiene un año llegando a todo el Reino Unido, hasta el último rincón, desde Escocia hasta el Sur de Londres y en tiendas pueden conseguirlos en Londres, Newcastle y Mánchester. Asimismo, hemos tenido la oportunidad de enviar quesos a Holanda, España, Irlanda y Francia. Las cantidades que suelen solicitarnos a diario no dejan de sorprendernos. Nos llena de orgullo poder hablar de nuestros productos y poder asegurar que su crecimiento se generó gracias a la constancia, el orden, la pasión, la honestidad y el amor que le imprimimos a nuestros quesos.

Un detalle en particular…

– Nuestro queso blanco duro es el más vendido, es bueno para rayar, bueno para grillar, bueno para rellenar un tequeño o una empanada, bueno para acompañar un desayuno, su sabor magistral te hace sentir en tu terruño, detalla en el transcurso de la entrevista. La calidad microbiológica de la leche de nuestros llanos no se consigue en ningún otro lugar del mundo. Ni siquiera dentro de la misma Venezuela es posible que la leche apureña sea igual a la de Barinas, técnicamente es imposible que sepa igual, pero estamos muy cerca de lograrlo. Además, que la leche de Mánchester tiene una alta calidad higiénica microbiológica muy controlada, por lo que es necesario añadirle bacterias buenas para darle ese sabor tan particular.

-Planes futuros…

– Llegar hasta donde Dios nos lo permita, no tengo límites, por lo que pronto planeamos expandir nuestro portafolio de productos y llegar a producir un queso Palmita o algún semi madurado que no compita con los grandes quesos ingleses que son de alto nivel, pero que orgullosamente sean quesos con el sello venezolano.

Nuestros quesos –señala– están llenos de puro sabor venezolano. Un sabor que es único, el cual hemos tratado de lograr con el pasar del tiempo. Sabemos que es técnicamente imposible que sea el mismo queso venezolano, que se obtiene con la leche de nuestro ganado, pero no estamos lejos de que sean iguales. El feedback de nuestros clientes nos lo confirma, asegura confiado Luis Arrevillagas.

¿Cómo ha sido tu experiencia en el grupo de los «Quesenses», cómo llegaste al Chat?

Me ha parecido una experiencia muy buena, una oportunidad de todos los que estamos principalmente fuera de Venezuela, que sirve para orientarnos un poco de qué está haciendo cada quien y como lo está haciendo, sin duda ha sido un aprendizaje y me ha permitido, modestia aparte, dar algunas sugerencias de lo que uno hace, asi como uno copia lo que están haciendo otras personas también, me parece súper importante y una vez se lo dije a ‘El Buche’, que deberíamos usar esa ventana para buscar la excelencia en nuestros quesos, y que donde veamos una práctica que no es adecuada, debería haber una crítica constructiva inmediatamente, para evitar todos esos vicios que pudimos traer de Venezuela, vicios en el buen sentido de la palabra, e ir entrando en la norma, que en muchos casos desconoce. desde ese punto de vista me ha parecidio super importante. aparte del buen humor que alli se respira.

Tuve la fortuna de ser entrevistado por la Sra Lourdes Mata, de Quesos Venezolanos, quien me sugirió que debería estar en ese chat.

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