Mucho antes de que el jugador se convirtiera en un astro del fútbol, un empresario de los supermercados apostó por él. Ahora, convencido de que fue engañado, acude a la justicia para resarcir un agravio.
SÃO PAULO, Brasil — Delcir Sonda todavía recuerda el momento en que vio por primera vez al chico. Años antes de que creciera para convertirse en una de las estrellas más grandes del deporte más popular del mundo, años antes de que cualquier persona fuera de su comunidad local en São Vicente —una ciudad dormitorio del puerto cercano de Santos— escuchara su nombre, Sonda vio a Neymar jugando fútbol en una jaula.
“Había un chico que era totalmente diferente al resto”, dijo Sonda sobre Neymar, quien en ese entonces tenía 11 o 12 años. “Se me quedó grabado. Nunca imaginé que este chico algún día se convertiría en mi jugador”.
Años después, sus caminos se cruzarían de nuevo: Neymar, una estrella en ciernes a punto de convertirse en el foco de una guerra intercontinental de ofertas, y Sonda, un magnate de los supermercados quien adelantó millones de dólares a Neymar y sus familiares en lo que pensaba sería una inversión segura en el prodigioso talento futbolístico del jugador.
Se esperaba que la relación estuviera bajo escrutinio en un tribunal español el lunes, al comenzar un juicio sobre una de las transferencias más destacadas en la historia del fútbol: el acuerdo de 2013 que llevó a Neymar al club español Barcelona.
¿Qué motiva el juicio? Dinero, en su mayor parte, aunque los cargos oficiales involucran corrupción y fraude. En la demanda, Sonda ha calificado a Neymar, a sus padres, a dos de sus antiguos equipos y a varios ejecutivos destacados del deporte como arquitectos de un esquema elaborado para defraudarlo por decenas de millones de dólares.
No obstante, el caso también involucra promesas rotas, resentimiento y el lado oscuro de un mercado de 7000 millones de dólares al año en el que los equipos de fútbol más ricos del mundo, asistidos por una red de agentes, intermediarios e inversionistas, compran y venden jugadores como materias primas: valuaciones multimillonarias hechas de carne, hueso y sueños.
Los abogados de Neymar han afirmado que las autoridades españolas carecen de jurisdicción para escuchar el caso. El Barcelona declinó comentar para este artículo.
Aunque ya era un hombre rico cuando hizo el trato en 2009, Sonda espera obtener al menos 35 millones de dólares, la cifra que él indica le deben de acuerdo con los términos de su inversión original en los derechos económicos de Neymar. Sin embargo, Sonda no necesita realmente el dinero, según aceptó él mismo, y no parece importarle en particular si Neymar y sus padres van a la cárcel o si el juicio interrumpe el camino de Brasil hacia la Copa del Mundo.
Todo lo que desea, comentó en una entrevista en su oficina en una zona alta de São Paulo, es la verdad.
Las raíces de un escándalo
El Santos, el equipo brasileño que se volvió famoso hace más de medio siglo gracias a su estrella, Pelé, estaba en aprietos en 2009. Necesitaba con desesperación un flujo de dinero, mucho dinero, para mantener a Neymar, entonces de 17 años, durante el tiempo suficiente para asombrar a las multitudes en Vila Belmiro, su estadio en forma de caja de bombones, mientras negociaba la venta de sus derechos por la gran ganancia que sabía que podría generar.
Como la mayoría del resto de los equipos brasileños de la época, el Santos temía perder al adolescente Neymar antes de que hubiera siquiera jugado un partido para el primer equipo del club. El padre del futbolista, también llamado Neymar, ya se había asegurado de que su hijo fuera bien conocido en los círculos de élite del fútbol. Cuando Neymar tenía apenas 14 años, su padre lo llevó al Real Madrid en España para un mes de entrenamiento.
El desempeño de Neymar allá creó un mercado con rapidez —el Real Madrid organizó un examen médico para él y supuestamente se preparó un contrato—, pero el Santos, aduciendo regulaciones de la FIFA en el momento, exigió que regresara a Brasil. (Neymar después diría que había sido su decisión volver a casa). El Santos sabía que tenía una joya poco común, pero también la familia de Neymar lo sabía. Así que se llevó a cabo un acuerdo peculiar: el Santos ofreció a Neymar el control del 40 por ciento de sus derechos económicos —la cuota de transferencia que un equipo más grande tendría que pagar al Santos para adquirir al jugador— a cambio de un poco más de su tiempo.
El Santos dijo que la buena noticia era que el club ya tenía a un comprador para esos derechos: Sonda, quien junto a su hermano había acordado pagar 5 millones de reales (en ese entonces 2 millones de dólares) a Neymar y sus familiares por el 40 por ciento que se le ofrecía.
Sonda, ahora de 74 años, declaró en una entrevista a The New York Times mientras señalaba a la mesa de caoba en su oficina del piso 24 en la que se firmó el contrato: “Se volvieron ricos de la noche a la mañana”.
Para entonces, hombres como Sonda se habían convertido en componentes valiosos del ecosistema futbolístico brasileño. Con los clubes sumidos en un estado de crisis financiera que parecía permanente, tuvieron que encontrar soluciones creativas para mantener sus escuadras. En este punto, entran los empresários.
Para convencer a sus mejores jugadores jóvenes de que se quedaran incluso solo un año más o dos, los equipos dividían sus derechos económicos y vendían esas participaciones a inversionistas a cambio de inyecciones de efectivo frecuentes.
Sin la certeza de una rentabilidad garantizada, los compradores solían ser aficionados adinerados de los equipos. Para Sonda, invertir en el Santos era en parte un asunto sentimental, un recuerdo de su infancia, cuando escuchaba los partidos del equipo en radios de transistores.
“Pelé, Pelé”, dijo Sonda, haciendo la mímica de un comentarista mientras se llevaba una radio imaginaria a la oreja.
Sonda también invirtió en otros clubes, especialmente en el Internacional, su equipo favorito. El Internacional tiene su sede en Rio Grande do Sul, el estado sureño adonde emigraron los abuelos italianos de Sonda, donde él y sus cinco hermanos nacieron y donde el imperio de supermercados de la familia comenzó como un proveedor local de frijoles.
Los Sonda tienen su propia historia de éxito: la familia abrió su primer supermercado en 1974. En la actualidad, hay 40 tiendas y son parte de una compañía que emplea a más de 15.000 trabajadores.
A medida que la fortuna de la familia creció, Sonda y su hermano Idi se sintieron alentados a diversificarse hacia el fútbol. En 2004, fundaron una compañía llamada DIS —por sus iniciales y el apellido familiar— para comprar participaciones en jugadores.
Sonda y su hermano vieron el negocio como una forma de invertir en algo que les gustaba, dijo, un proyecto que podía servir como una iniciativa caritativa, pero que también ofrecía ganancias ocasionales. Los jugadores de fútbol en ciernes que conoció como inversor, dijo, a veces le recordaban sus propias dificultades como niño pobre que soñaba con una vida mejor.
Sonda dijo que no podía recordar en cuántos jugadores había invertido DIS a lo largo de los años, pero que los jugadores que firmó recibieron equipamiento para jugar al fútbol y estipendios ocasionales. Algunos llegaron a jugar con la selección nacional de Brasil. Algunos de los que no lo consiguieron, dijo Sonda, acabaron siendo contratados para trabajar en el imperio de los supermercados.
Ese nunca iba a ser el caso de Neymar.
El niño dorado
Neymar Jr. siempre estuvo destinado al estrellato. Dos años después de su debut con el Santos, en 2009, cuando tenía 17 años, estaba lo suficientemente cerca de tocarlo. Sin embargo, incluso antes de que jugara un partido, la maniobra de control de su futuro estaba tomando forma.
Sonda manifestó que el dinero siempre había sido un punto de presión en la relación con la familia de Neymar. El magnate agregó que, antes de aceptar el acuerdo original con DIS, Neymar padre había contratado a Wagner Ribeiro, en ese entonces uno de los agentes más importantes de Brasil, para tratar de conseguir un precio más alto. Ribeiro insinuó que otros clubes y otros ofertantes, incluyendo al entonces dueño del Chelsea Román Abramóvich, también estaban interesados en la participación del 40 por ciento de Neymar. Ribeiro dio a entender que el precio debería ser más alto.
Las conversaciones continuaron hasta la medianoche antes de que Sonda se hartara. No pagaría más de su oferta original de alrededor de dos millones de dólares. Y dio las negociaciones por terminado. Al día siguiente, Neymar y sus padres fueron a la oficina recubierta de paneles madera de Sonda y firmaron los papeles.
Para Sonda, el primer indicio de que algo estaba mal ocurrió más o menos un año después de que Neymar empezara a jugar con el primer equipo del Santos. Sonda recordó que hasta ese momento había recibido invitaciones frecuentes para jugar billar y comer pizza con Neymar y su familia después de los partidos en la casa que el futbolista compró con parte de los dos millones de dólares que recibió. Sin embargo, para 2011, comenzó a notar la presencia de otros invitados, entre ellos Pini Zahavi, el agente israelí conocido por lograr algunas de las transferencias más importantes del fútbol. Sonda opinó sobre Zahavi: “Empezó a aparecer porque quería llevarlo a Inglaterra”.
Según Sonda, al mismo tiempo, el padre de Neymar había empezado a pedirle que le vendiera de vuelta los derechos económicos de su hijo. Sonda relató que las ofertas del padre siguieron aumentando y al final alcanzaron los ocho millones de euros. El empresario recuerda que le dijo: “Has ganado bastante”.
No obstante, Sonda comentó que cobrar barato por su inversión era una “propuesta indecorosa”. Ya había visto reportes de noticias de que los equipos europeos, incluyendo el Real Madrid, estaban dispuestos a pagar hasta 70 millones de euros por Neymar. Esa cantidad habría significado casi 30 millones de euros para DIS (un retorno de inversión de 15 veces lo que la compañía de los Sonda había invertido en 2009).
En el Santos, también crecía lo que estaba en juego. El club ya había renegociado el contrato de Neymar. Ahora, había accedido a una petición de Neymar padre de proporcionar una carta que lo autorizara a negociar el precio de transferencia de su hijo con otros equipos, a pesar de que el jugador seguía bajo contrato con el Santos.
Armado con la carta —cuya legalidad DIS cuestiona, pese a que es un documento requerido por las reglas de la FIFA—, Neymar padre y un grupo de agentes consiguieron reuniones con algunos de los clubes más grandes: el Chelsea, el Bayern Múnich, el Real Madrid.
No obstante, tras bambalinas, en un acuerdo del que ni el Santos ni DIS sabrían hasta años después, Neymar padre y el Barcelona ya habían llegado a un trato.
En él, el club aceptaba pagar 10 millones de euros de inmediato a una compañía creada por los padres de Neymar y 30 millones de euros después, cuando Neymar firmara con el Barcelona al término de su contrato con el Santos en 2013. Una cláusula de penalización que requería la devolución de los 40 millones de euros íntegros garantizaba que Neymar no cambiaría de opinión.
DIS escribió al Barcelona para exigirle que le dijera si los rumores de un acuerdo con Neymar eran ciertos. Sonda indicó que el club lo negó. (El Barcelona declinó comentar sobre la afirmación de Sonda o cualquier parte del caso; el trato con Neymar ha causado anteriormente problemas legales al club y tanto el equipo como dos de sus expresidentes están entre los acusados en el juicio en curso).
En la primavera de 2013, el Santos reaccionó con rapidez: ante la preocupación de perder su activo preciado a cambio de nada, acordó vender los derechos de Neymar al Barcelona por el precio con descuento de 17,1 millones de euros (alrededor de 22,5 millones de dólares de aquel momento). Unos cuantos acuerdos complementarios endulzaron el trato y el precio total de Neymar —más de 100 millones de dólares— recién se dio conocer cuando un socio del Barcelona llevó al club ante la corte.
No obstante, debido a que ninguno de los pagos secretos del Barcelona a la familia de Neymar formaron parte del precio oficial de transferencia, la compañía de los Sonda quedó fuera de lo que la empresa afirma era su legítima participación. Al final, DIS recibió solo 6,8 millones de euros.
Muy molesto, Sonda dijo: “Vendieron mi 40 por ciento al Barcelona. Me engañaron”.
Baker McKenzie, la firma de abogados que representa a Neymar, declinó discutir puntos específicos del caso. Sin embargo, ha desestimado los fundamentos de la demanda de Sonda, así como la jurisdicción del tribunal español, porque la transferencia involucró a ciudadanos brasileños y sucedió en Brasil. En ese país, ha señalado el despacho, la corrupción entre individuos no es un delito.
La jugada final
El tribunal español ordenó que Neymar asistiera por lo menos al primer día del juicio, por lo que, el lunes por la mañana, llegó temprano a la corte.
En una audiencia preliminar en Madrid en 2016, Neymar afirmó que no conocía a Sonda. Eso dolió, dijo Sonda, recordando los días de comer pizzas, asar carne y los juegos ocasionales de billar después de los partidos. Paulo Nasser, uno de los abogados de Sonda, refutó lo que el futbolista negaba al mostrar en su celular una fotografía de Neymar sonriendo junto a su padre e Idi Sonda. La fotografía se tomó en la casa de playa de Idi en la ciudad vacacional de Guarujá.
Junto a los fiscales españoles, Delcir Sonda busca el pago de millones de dólares en daños, así como sentencias de prisión para Neymar, sus padres y varios ejecutivos implicados en el caso. Sin embargo, Sonda insistió en que esto no es por el dinero. Puntualizó que, a los 74 años y ya con una fortuna, solo desea enmendar un agravio.
También comentó que los directivos del Barcelona se han puesto en contacto varias veces a través de los años para intentar resolver la disputa e incluso han viajado a su casa. Pero siempre los ha rechazado. Concluyó: “Pude haber aceptado su dinero, pero no es importante. Necesito saber qué pasó”.
Que el juicio haya comenzado solamente unas semanas antes de que Neymar lidere a Brasil en el Mundial no está en sus manos, comentó. “Yo no puedo decidir cuándo se hace justicia”, dijo Sonda.
Además, añadió: “No creo que echen de menos a Neymar. Si fuera Pelé, entonces habría un problema. Pero no es Pelé”.
Tariq Panja cubre algunos de los rincones más sombríos de la industria del deporte mundial. También es coautor de Football’s Secret Trade, una revelación sobre la industria multimillonaria de comercio de jugadores de fútbol. @tariqpanja