A propósito del robo de EN, aunque esto lo escribí hace 9 meses.
“El director de El Nacional adquiere el compromiso de ser justo y, para cumplirlo, renuncia a las facilidades de ser débil”
Miguel Otero Silva, su fundador
(Parafraseando a Víctor Hugo)
Con el sarcasmo más puro reza en los díceres del pueblo, que los favores dispensados a gente malagradecida y de mal lustre resultan contraproducentes, el diablo siempre mal paga y en eso el “comandante supremo” fue más que un demonio. Hasta Chávez, los medios de comunicación fueron grandes electores, frecuentemente jugaban seguro, a cambio de prebendas publicitarias, lo que convirtió a sus dueños en censuradores de bolsillo, cuánto me das en publicidad y asunto arreglado, no se habla más del tema, fulano o zutano sale de la línea editorial, así de fácil, y algunos editores fueron alcahuetes con las barraganas presidenciales con tal de controlar el papel para la edición de periódicos y eso no lo debemos ni podemos olvidar. ¡Si queremos reconstruir el país es fundamental desterrar tan aberrantes afrentas!
¿Qué es lamentable lo que ocurre con El Nacional?, si y mil veces sí, ¿qué fue buscado?, también es cierto, ¿qué debemos rechazarlo?, por supuesto; lo más indignante que puede pasar en el país es que un medio que forma parte del patrimonio espiritual de los venezolanos caiga en manos de un ignaro como el rufián del mazo dando.
Pero, no hay que olvidar que El Nacional (EN) fue uno de los promotores de esta tragedia, que Chávez convirtió su sede en su segunda casa y hasta oficina tuvo. Cuenta en su Blog Luisana Colomine Rincones que: «… cuando Chávez salió de la cárcel de Yare, Miguel Henrique Otero y su esposa de entonces, Carmen Ramia, dueños del periódico y gente de influencia en círculos intelectuales y culturosos, le dieron, en principio, todo su apoyo al líder de la rebelión de febrero, tanto que Carmen Ramia le cedió los espacios del Ateneo de Caracas (del cual también eran propietarios) para sus primeras ruedas de prensa una vez en libertad…”(1), recordemos que fue en el Ateneo de Caracas donde una vez electo Chávez presidente dio su primera rueda de prensa a los medios, quizás este último favor y otros más oscuros le valieron a la dueña y señora del Ateneo para ser la primera ministra de Información (o jefa de la OCI) de Chávez, por tres semanas. Nunca quedó claro porque Carmen Ramia salió tan pronto del gobierno, lo único notorio y público era su ambición por ser Ministra de la Cultura, cargo que fue su sueño inalcanzable a pesar de vender su alma al mismísimo diablo revolucionario. Al igual que el periodista y director de El Nacional, Alfredo Peña el primer ministro de la Secretaría de Chávez y luego a su sombra Alcalde Metropolitano de Caracas. Guardo como un tesoro el recorte donde Alfredo Peña, 72 horas antes de la elección de Chávez desde las páginas de El Nacional exhortaba a votar por el comandante: “El país exige cambios profundos, verdaderos y auténticos. Tales reformas y transformaciones vendrán de cualquier modo. Ojalá el parto se produzca sin fórceps, sin violencia. Todo dependerá del comportamiento de las oligarquías privilegiadas. Los cambios son inexorables y se harán por las buenas o por las malas. Es mejor que la revolución democrática se lleve a cabo en el marco del Estado de derecho”, ahora pregunto, lo escrito por Peña ¿acaso no contaba con la venia de Miguel Enrique Otero como heredero del periódico y formaba parte de la línea editorial?, entonces de qué se queja ahora si su poquedad puso en manos de un gendarme desconocido a su mujer y el legado de su padre Don Miguel Otero Silva, que hoy debe estar revolcándose en su tumba.
Otro episodio que estoy obligado a recordar fue aquella campaña salvaje que emprendió EN entre 1993 y 1994 contra el ministro de la Cultura Dr. Oscar Sambrano Urdaneta, eximio venezolano, por el solo hecho de no complacer a la promotora del Festival de Teatro de Caracas en darle todos los dólares que solicitaba, con o sin justificación, el presupuesto exigido superaba al de todo el Ministerio de Cultura, fueron remitidos a página completa, informaciones tendenciosas y una patraña contra quien no cedía con justa razón ante tan desmedida pretensión. Una vez que visite al Dr. Sambrano Urdaneta en su casa, al preguntarle del tema me confesó: «Seguí siendo ministro por mi amistad con el Dr. Rafael Caldera, porque hicieron lo posible y lo imposible para que me sacara”, de esto es testigo Zaira Berti, nieta del escritor tovareño Don José Berti, quien me acompañó a entregarle la reedición de uno de los libros de su abuelo.
Lamentablemente hijo de Tigre sale ratón literal y figurativamente, Don Miguel Otero Silva (1908 – 1985) fue un señor de los medios, periodista avezado, escritor de grandes quilates, fundador de “El Morrocoy Azul” (1941) y El Nacional (1943). Que como cosa curiosa se inició como periodista en mayo de 1939 en El Universal que después sería su competencia. Oficio que sería definitivo en su vida al salir a la calle El Nacional el 3 de agosto de 1943 y que combinó con la publicación de sus obras: «Fiebre” en 1939, «Casas Muertas” en 1955, que le valió el Premio Nacional de Literatura, «Oficina N.º 1” en 1961, “La muerte de Honorio» en 1963, “Cuando quiero llorar no lloro” en 1970, “El Tirano Aguirre, príncipe de la libertad” en 1979 y «La piedra que era Cristo” en 1984.
Desde la fundación la línea editorial de EN siempre fue crítica contra el gobierno, lo que demostró una independencia ante el poder constituido por los votos o por las armas, sin adulaciones. Su artículo en el primer número del periódico “El ocaso de un farsante” sentó cátedra. En pocas palabras MOS asumió el reto de mostrar tal como eran las cosas en Venezuela y en el mundo. «Un periódico no se construye con dinero ni con rotativas, ni con relaciones comerciales que garanticen la afluencia de avisos, ni con la protección gubernamental. Un periódico se construye con hombres. Todas las ventajas y privilegios quedan reducidos a la ceniza si no está presente un puñado de periodistas con capacidad profesional, calidad humana y amor a su oficio, que sepan interpretar los sentimientos populares, que se lancen con audacia a la búsqueda de la noticia… que peleen con bravura por hacer de su periódico el mejor informado y el de miras más altas”(2), esto lo escribió el 3 de agosto de 1980 y su hijo MEO quizás nunca entendió que EN fue fundado para “…miras más altas”, que ser adulante del gobernante de turno y cuasi sepulturero de la Democracia.
De haber tenido presente Miguel Enrique Otero, familia y su combo, aquel otro dicho popular de: “Cría cuervos y te sacarán los ojos”, ¿cuántos males le hubiesen evitado al país?, o la valentía del historiador y constituyente Jorge Olavarría, quien sin tapujos denunció y solicitó un juicio político contra Chávez ante las más altas instituciones del Estado, el cuerpo diplomático y el país nacional el 5 de julio de 1999, aprovechando su designación como Orador de Orden por el Congreso Nacional, manifestando que: “Si los venezolanos nos dejamos alucinar por un demagogo dotado del talento de despertar odios y atizar atavismos de violencias, con un discurso embriagador de denuncia de corruptelas presentes y heroicidades pasadas, el año entrante Venezuela no va a entrar al siglo XXI, se quedará rezagada en lo peor del siglo XX o retornará a lo o peor del XIX”(3), lamentablemente el enamoramiento por el nuevo elegido impidió que el alerta de Olavarría ante diputados y senadores tuviese resonancia. Además, dijo de manera lapidaria: «¡Qué más se puede decir para sacudir a los venezolanos que me escuchan y sacarlos de su apatía, de su conformismo, de su cobardía cívica! ¡Para alertarlos de lo que puede suceder y va a suceder si se deja pasar lo que se está diciendo y se está haciendo! Mañana, mis hijos y mis nietos no me podrán reclamar el no haber dicho lo que debía decir cuando pude y debí decirlo. Lo dije. Yo cumplí. Ahora les toca a ustedes” le toco también a EN que no dijo nada y ahora le toca asumir su parte de culpa. “Verdugo no pide clemencia”
La muerte de El Nacional estaba anunciada, desde el 14 de diciembre del 2018, cuando dejó de salir en su edición impresa, sin lugar a dudas una lamentable perdida para la gran prensa nacional y que muestra el verdadero talante inquisitorio del régimen, con eso puso punto final a las censuras y autocensuras, había cumplido ya 75 años EN convertido en un sobreviviente de la dictadura Perejimenista, de las crisis de censura y poder adeco – copeyanas con las amenazas de recortar el papel para imprimir, de Chávez que mantuvo a raya a Diosdado hasta que no pudo sobrevivir al Diosdado de Maduro con la rienda suelta y el mazo dando, quien ahora seguramente querrá convertir a EN emblema del periodismo venezolano en el mazonal como instrumento de sus bazofias y bravuconadas de capo mayor. De qué vale a la revolución una sede, la rotativa si no cuentas con la mano de los hombres que con su escritura cincelan el porvenir. El chavismo es pasado y miseria a los que nadie quiere pertenecer.
Néstor Abad Sánchez
La Abadía, mayo, 18, 2021
[email protected]
NOTAS:
1) https://cotayorosebud.wordpress.com/2014/02/02/historia-de-un-autografo/
2) Martínez, Argenis Miguel Otero Silva ANH, Biblioteca Biográfica Venezolana de El Nacional Nº. 36, p. 90
3) https://blogs.lavanguardia.com/america-latina/hugo-chavez-10-anos-de-autocracia/