sábado, septiembre 21, 2024
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“La agónica muerte del Bolívar”

Coromoto Díaz, Quito-Ecuador

En los años 60 y 70, mientras en el resto de Latinoamérica estaban sumidos en golpes de estado, guerrillas, revoluciones y la inmensa mayoría de las sociedades vivían en la pobreza, Venezuela era El Dorado, el lugar donde casi literalmente ataban a los perros con longanizas. Un Dubái en el Caribe pero sin lo del Islam.

Por las calles de Caracas se veían Cadillacs, Mercedes, BMWs y hubo un año en los 70 que Venezuela, país de rones excelentes, fue el mayor importador mundial de whisky escocés.

Como anécdota, una española que conocí emigró en los años 60 siendo una mujer ya mayor, analfabeta para trabajar en servicio doméstico para los ricachones locales. Tras diez años de trabajo volvió con dinero suficiente como para comprarse un piso a tocateja y un colchón para la vejez. Impensable hasta en el rico Occidente actual.

Ya cuando los yankees pudieran usaron su poder para hacer caer los precios del crudo y putear así a la URSS, la economía venezolana colapsó yéndose por la cañería de la historia,  el Bolívar comienza agónica muerte en 1983. Y la degeneración la tuvo que administrar una castuza acostumbrada al dinero fácil que mana de la tierra. Le sumamos una demografía explosiva en los sectores sociales más humildes y tenemos los polvos de los lodos actuales.

Nuestra moneda empezó a irse al carajo desde el momento mismo que Betancourt llegó al poder, empezó la mala costumbre de los gobiernos de devaluar el signo monetario para cubrir sus corruptelas, pero no es sino hasta el reinado de Carlos Andrés Pérez (el lepra hecho hombre), que empezó la inestabilidad monetaria, durante su primer mandato se produjo la desvinculación Bolívar al Patrón Oro (1974), el resultado de eso es que comenzó a presentarse fenómenos inflacionarios por el envilecimiento de la moneda, antes de Carlos Andrés los dólares que ingresaban al país eran esterilizados y convertidos en oro y después era que se emitan los bolívares siempre cuidando que el nivel de liquidez no fuera demasiado y además por el respaldo en oro (las monedas eran de plata) hacía que el Bolívar fuera atesorado y bien visto como medio de ahorro y pago incluso de las importaciones.

Por la estabilidad monetaria el FMI había autorizado al Bolívar como medio de pago internacional, pero con el cambio a dinero fiat el tipo de cambio Bolívar-Dólar pasó a estar fijado de manera arbitraria según a quien quería enriquecer el régimen de turno, y al tener que usarse dólares como medio de pago por las importaciones empezó crear una presión de hundimiento al Bolívar como moneda, junto con los horrorosos manejos económicos posteriores y el hundimiento de los precios del petróleo se tradujo en una masiva fuga de capitales y en estallido de la crisis financiera del Viernes Negro (18 de Febrero de 1983), básicamente la moneda se hunde continuamente desde ese momento hasta la actualidad, porque se creó una masiva distorsión económica en la cual unos chulos comenzaron a jugar con el tipo de cambio para enriquecerse empobreciendo a la población en el proceso (y con complicidad de quien estaba en el gobierno) y por supuesto, al hundirse los salarios empezó a mermar también el poder adquisitivo de la gente llevando al gran reventón que fue el Caracazo cuando Carlos Andrés Pérez en su segunda presidencia siguiendo el catecismo neoliberal quiso descargar el peso de la crisis sobre los castigados hombros de la gente ya empobrecida.

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