Fueron reinas de belleza, crecieron entre criminales o nacieron en la pobreza. Lo que tienen en común estas mujeres es que su vida dio un giro cuando se casaron con jefes del narcotráfico y se involucraron en sus negocios ilícitos. Una de ellas incluso sucedió a su marido en el mando del cartel.
“Yo no pude estudiar porque me tocó trabajar desde los 14 años en Estados Unidos”, dice una carta que hace unos días redactó Rosalinda González Valencia, quien en los últimos años ha estado bajo la lupa de las autoridades por su presunta participación en los negocios de su esposo Nemesio Oseguera Cervantes, mejor conocido como ‘El Mencho’, el jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
“Mis trabajos fueron en el campo, en empacadoras, limpiando casas, cuidando niños y en restaurantes. Todo con el fin de salir adelante”, continuó González Valencia, para después pedirle a una jueza federal que tuviera clemencia para su hija encarcelada, Jessica Johanna Oseguera González, quien el pasado 11 de junio fue sentenciada a 30 meses de prisión por administrar seis empresas ligadas al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Lo que ella narró contrasta con los reportes de la DEA que afirman que ‘El Mencho’ amasó una fortuna gracias al creciente control territorial de su cartel en México. Se cree que tiene alrededor de 1,000 millones de dólares y que una parte lo ha invertido en varias compañías de Jalisco que usa para lavar dinero
González Valencia, quien estuvo tres meses en una cárcel de México por un caso de lavado de dinero y delincuencia organizada, es una de varias parejas de capos del narcotráfico que han sido señaladas por ayudarles a manejar sus empresas criminales.
Otro caso reciente: Vivianna López y Valerie Gaytán fueron arrestadas el lunes en Chicago, Illinois, bajo sospecha de lavar cientos de miles de dólares que obtuvieron sus esposos convictos por venta de droga en EEUU. La Fiscalía alega que por más de una década gastaron una fortuna, incluyendo 165,000 dólares en colegiaturas de sus hijos y $99,000 en viajes internacionales y en el interior del país. El gobierno intenta confiscarles 504,000 dólares en bienes y que ambas cumplan una larga condena.
Estas son las historias de las esposas de jefes y operadores de carteles que terminaron enfrentando a la justicia en México y Estados Unidos por involucrarse en sus negocios ilícitos.
Esta californiana de 31 años se casó con Guzmán en la sierra de Durango apenas cumplió la mayoría de edad, después de ganar un concurso de belleza. Ella creció entre mafiosos, pues su propio padre y hermano también se dedican al narcotráfico. Su boda representó además la unión de dos familias influyentes del cartel, los Guzmán y los Coronel.
Aunque reportes de prensa afirman que ella estuvo en comunicación con agentes estadounidenses por varios meses hasta entregarse en Virginia en febrero, sus abogados lo niegan y afirman que su acuerdo de culpabilidad no incluye cooperar con el gobierno. Es decir, Coronel Aispuro no delataría a los socios de su esposo ni a sus cuatro hijos, quienes ahora están en la cúpula del Cártel de Sinaloa.
Las otras esposas de ‘El Chapo’ Guzmán, Alejandrina Salazar y Griselda López, fueron agregadas en 2012 a la lista negra de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro.
Sus hijos controlan la facción del Cártel de Sinaloa que les heredó su padre. Se trata de Jesús Alfredo e Iván Archivaldo (hijos de Alejandrina), y de Ovidio y Joaquín Guzmán López (hijos de Griselda).
La OFAC indicó que había designado a Griselda López en septiembre de 2012, cuando ‘El Chapo’ era un fugitivo, por su papel en las operaciones del cartel, “incluyendo sus esfuerzos para ayudar a Guzmán Loera a evadir la justicia” y brindar “apoyo material a las actividades de narcotráfico de su esposo”.
En junio de ese año, la dependencia fichó a Alejandrina Salazar, quien nació en Culiacán en 1958, y a su hijo menor Jesús Alfredo, “por sus roles en las operaciones de la organización de narcotráfico de Guzmán Loera y el Cártel de Sinaloa”. Actualmente, Jesús Alfredo es uno de los criminales más buscados por la DEA, una lista en la que no están sus tres hermanos.
La pareja del jefe del Cartel de Jalisco había mantenido un perfil bajo hasta que se acercó la audiencia condenatoria de su hija en Washington DC. Decidió salir a la luz para escribir una carta en la que imploraba por una condena menos dura para Jessica Johanna Oseguera González, alias ‘La Negra’.
“Nos hace mucha falta, a sus hijos, a sus sobrinos y a todas sus amistades. En especial a sus hijos que la extrañan muchísimo, su hija de tan solo cinco años llora mucho su ausencia y a su hijo se le ve triste”, escribió la esposa de ‘El Mencho’.
En la misiva ella se describió como “una persona trabajadora para sacar adelante a mis hijos”.
Al momento, no hay ninguna acusación criminal contra González Valencia, quien es hermana de los líderes de ‘Los Cuinis’, el brazo financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación. Uno de ellos, Abigael, está preso en México; y otro, Gerardo, fue extraditado desde Uruguay el año pasado.
En México se abrió una carpeta de investigación por su presunta participación en el lavado de dinero y el crimen organizado. La pareja de ‘El Mencho’ estuvo detenida tres meses y salió libre en septiembre de 2018 después de pagar una fianza de casi 80,000 dólares.
Tras el arresto de su esposo Héctor Beltrán Leyva, jefe del clan de los hermanos Beltrán Leyva, ella tomó un rol de liderazgo en esa organización criminal, según las autoridades.
Sus operadores le decían ‘La Señora’ y se alega que hasta su captura en septiembre de 2016 fue “una de las principales generadoras de violencia en Acapulco”, en el sur de México. Agentes de la extinta Policía Federal lograron arrestarla lejos del bastión de su cartel, en Sonora. Con ella estaba un hombre a quien identificaron como un operador financiero del grupo.
La prensa mexicana afirma que antes de casarse con el capo apodado ‘El H’ ella fue reina de belleza en su natal Sonora. Su esposo fue detenido en una marisquería de Guanajuato en 2014 y estaba en una cárcel de máxima seguridad cuando murió por un infarto en noviembre de 2018, según la versión oficial. Su fallecimiento ocurrió mientras su primo y enemigo, ‘El Chapo’, era juzgado en una corte de Brooklyn y su hermano menor, Alfredo Beltrán Leyva, era considerado uno de los posibles testigos.
El cartel de Los Beltrán Leyva terminó dividido en varias células criminales que se disputan Guerrero y algunas regiones del centro de México. De este surgieron ‘Los Rojos’ y ‘Guerreros Unidos’.
Tiene 42 años y es la pareja de Abel Briones Ruiz, un empresario identificado como uno de los líderes del Cártel del Golfo. Ambos fueron agregados a la lista negra de la OFAC en mayo de 2015.
El gobierno de EEUU señala que Briones Ruiz opera una red de contrabandistas de cocaína y dinero en Tamaulipas, en la cual participa directamente su esposa. La hermana y la madre de este traficante administraban la empresa Combustible Briones, que era propietaria de varias gasolineras en ese estado fronterizo. Ese negocio lo usaron para lavar dinero, según la OFAC.
Briones Ruiz y su esposa son los principales acusados en un caso interpuesto en el Distrito Sur de Texas del Departamento de Justicia (DOJ). Les fincaron cargos de tráfico de cocaína y blanqueo de capitales.
Los arrestos y muertes de varios de sus jefes le fueron restando poder al Cartel del Golfo, que ahora protagoniza una lucha territorial con Los Zetas y el Cartel del Noreste
Fue reina de belleza cuando estuvo detenida en el penal femenil de Puente Grande, en Jalisco, entre 2008 y hasta su liberación tres años después. A través de una conductora de televisión que llevaba bandas musicales a la cárcel conoció a quien se convirtió su esposo en unión libre: Rafael Caro Quintero, el capo que tras ser liberado se volvió jefe del Cartel de Caborca, de acuerdo con la DEA.
Caro Quintero encabeza la lista de criminales fugitivos del gobierno estadounidense y por su captura ofrecen una recompensa de 20 millones de dólares. Es considerado el autor intelectual del asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena. Fundó el extinto Cártel de Guadalajara.
Espinoza Aguilar, quien nació en Chihuahua en 1970, fue absuelta en agosto de 2011 del delito de delincuencia organizada. De su relación sentimental con Caro Quintero nació su hijo, contó ella en una entrevista con la periodista Anabel Hernández.
En mayo de 2016, la OFAC la catalogó como una persona ligada al narco afirmando que “posee ciertos bienes y realiza actividades” en nombre de su marido. Bajo su nombre están algunas propiedades que compró con dinero que Caro Quintero obtuvo ilegalmente, según la agencia.
Ella lo negó en la entrevista con Hernández. “Esa una maquinación para desprestigiarlo”, dijo.
El gobierno de Estados Unidos afirma que Juan José Esparragoza Moreno, alias ‘El Azul’, quien fue uno de los pilares del Cartel de Sinaloa, puso múltiples empresas a nombre de sus familiares, incluyendo a sus dos esposas, María Gastelum y Ofelia Monzón.
Al fallecer por un supuesto paro cardiaco en 2014, una causa que jamás han confirmado las autoridades, ‘El Azul’ les dejó a sus parientes un parque industrial, un centro comercial, un complejo residencial y varias gasolineras que le sirvieron para blanquear dinero, según el Departamento del Tesoro.
Gastelum y Monzón aparecen bajo su esposo en el organigrama que publicó la OFAC al ficharlas en 2012. Sus hijos y otros familiares son parte del esquema de lavado de dinero.
La OFAC señala que Gastelum era dueña de una propiedad en Tlajomulco de Zúñiga, cerca de Guadalajara, y que sus cuatro hijos le ayudan a manejar las empresas Grupo Cinjab y Grupo Impergoza, que desarrollaron la comunidad habitacional Provenza Residencial y el centro comercial Provenza Center. También administran la compañía Grupo Impergoza, que edificó el parque industrial La Tijera.
Mientras que Monzón y otras tres personas controlan siete gasolineras en Culiacán, Sinaloa.
Es la esposa de Miguel Ángel Treviño Morales, el sanguinario líder de Los Zetas que fue capturado en México en 2013. Le dicen el ‘Zeta 40’ y era uno de los guardaespaldas del jefe del Cartel del Golfo cuando le encargaron detener el avance del Cartel de Sinaloa en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Un año después de su arresto, las autoridades estadounidenses revelaron que Treviño Morales tenía una distribuidora de productos médicos en Monterrey, Nuevo León, y que su esposa era la dueña.
“Juanita del Carmen Ríos Hernández registró esta empresa en 2009 y es su principal accionista”, afirma la OFAC en un comunicado en el que advertía sería “implacable al sancionar a los líderes y asociados de Los Zetas para debilitar y finalmente colapsar la infraestructura financiera de este cartel despiadado”.
Ríos nació en 1977 y es originaria de Tamaulipas.
La joven esposa de Omar Treviño Morales, quien fue jefe de Los Zetas después del arresto de su hermano ‘El Zeta 40’ en 2013, también ha sido señalada por participar en el crimen organizado.
Carolina Fernández, su papá y su empresa dedicada a la venta de ganado fueron fichadas por el gobierno de EEUU en agosto de 2013. En ese tiempo ella tenía 20 años; ahora tiene 28.
Dicha ganadera ligada a Los Zetas se llama ‘Cinco Manantiales’. “Omar Treviño Morales estableció esta empresa para su esposa y su suegro como un frente de lavado de dinero para uso de Los Zetas”, afirma la Oficina para el Control de Activos Extranjeros en un comunicado.
“A través de esta y otras acciones, el Departamento del Tesoro expuso varios aspectos de las actividades de Los Zetas, incluidas sus operaciones de contrabando de drogas y dinero en efectivo a granel, sus operaciones financieras internacionales y los negocios utilizados por los líderes de Los Zetas para lavar sus fondos obtenidos ilícitamente”, agrega la dependencia.
Omar Treviño Morales solo lideró a Los Zetas durante tres años, hasta su detención en 2015.