Un periodista conversó sobre cómo es vivir en Maracaibo, una ciudad golpeada por las constantes fallas eléctricas. Sin una nevera donde pueda conservar los alimentos, su familia debe salir a comprar únicamente los productos que vayan a consumir en el día
Al momento de la entrevista, habían pasado seis horas y Leandro todavía no tenía luz. El calor inclemente del norte de Maracaibo, estado Zulia, es el provocador de cientos de gotas de sudor que brotan de su cuerpo. Al momento de saciar la sed, esperando una gota de agua helada, se da cuenta que su deseo es imposible. El sorbo de agua entumece su garganta. El líquido está caliente porque desde hace cuatro años la nevera de su hogar dejó de funcionar a causa de un bajón de luz.
Él relata que, ante esta situación, los vecinos le guardan botellas de agua en sus neveras, pero ante el calor que impregna las paredes y la fallas recurrentes en el servicio eléctrico: el agua fría es un lujo para la familia David.
Algunas flores hechas de foami todavía decoran la nevera. Alguna vez sirvieron para decorar el electrodoméstico y representar la normalidad que se vivía en la casa. Ahora, en su interior solo se pueden ver las rejillas de metal que en algún momento sostenían la comida del hogar. Fue un fuerte bajón de electricidad que quemó el motor de la nevera, limitando actualmente su utilidad a un depósito de pequeñas botellas de plástico vacías.
Desde que nos quedamos sin refrigeración tenemos que comprar solo la comida que vamos a cocinar ese día. Lo que podemos comprar, es un poquito de carne de molida, y es específicamente para el almuerzo diario. Mi mamá todos los días les pide a los vecinos que nos guarden envases plásticos con agua para que podamos tener hielo, pero a veces por los apagones tenemos que tomar el agua caliente”, explicó David para El Diario.Comparte en
Leandro es periodista, y actualmente tiene cuatro trabajos para poder contribuir con los gastos de su familia. Sus ingresos son limitados, y al momento de la entrevista aseguró que acababa de perder un ingreso de dinero debido a que la empresa que contrató sus servicios no podía seguir pagándole por la cuarentena establecida en el país.
Afirmó que su papá, de 60 años de edad, realizaba trabajos de albañilería, pero en algunas oportunidades solo regresaba con lo equivalente a un dólar como pago. “A veces nos asombramos porque le pagan un dólar, que al cambio son un promedio de 170.000 bolívares, y con eso solo podemos comprar medio kilo de harina y, si es posible, un poquito de queso”, agregó el comunicador social.400 dólares. Hasta esto gasta un zuliano para cubrir la cesta básica un mes.
De acuerdo a un estudio de precios realizado a 64 productos en diversos establecimientos comerciales, realizado desde el 5 hasta el 7 de mayo en la ciudad de Maracaibo, se necesitan 84.75 salarios mínimos integrales lo que equivale a 68.592.015 bolívares.
“Para que una familia de cinco integrantes pueda cubrir sus requerimientos alimenticios esenciales necesita más de cuatrocientos dólares de acuerdo a la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) para adquirir los productos de la canasta alimentaria y el salario con el cesta ticket apenas llegan a 4.7 dólares, el gobierno con sus medidas demuestra su desconexión con la realidad”, expresó Alcalá Rhode, de presidente de Un Nuevo Tiempo (UNT).
Productos como la azúcar tiene un valor de 190.000 bolívares por kilo, mientras que la harina de maíz precocida se cotiza en 175.000 bolívares y el cartón de huevos alcanza los Bs 780.000.
¿Comer o arreglar la nevera?
El periodista ha tenido que cambiar hábitos y costumbres debido a la crisis económica que afecta al país. En su hogar, relata, el aceite es limitado, los granos hace tiempo que no se ven y el pollo es “incomprable”. David aseguró que en una oportunidad, durante la cuarentena, tuvo que comer arroz con queso porque para eso alcanzó el presupuesto de ese día.
“En mi familia, que somos cuatro personas, estamos comiendo mucha harina. En la cena o en el desayuno comemos una arepa sola. Actualmente no tenemos las condiciones para comprar pollo desmechado o verduras para rellenarlas, y no siempre tenemos las mismas cantidades de comida porque muchas veces tratamos de rendir una carne molida con papa”, explicó.
Añade que la nevera no es lo único que se ha dañado en su casa producto de los apagones diarios. Un celular quedó sin uso por la misma razón y dos protectores de aire acondicionado se quemaron debido a las altas tensiones que se producen en todo en el estado Zulia. David señaló que, actualmente en la cuarentena, es el único miembro de su familia que produce ingresos para poder comer.
“Yo gano alrededor de 100 dólares mensuales, no es nada, para una familia de cuatro personas, por lo que es imposible que en un mes decida agarrar mi sueldo para comprar el repuesto de la nevera. O comemos diario, o dejamos de comer un mes para poder repararla. Es una situación sumamente complicada”, relató.
Leandro expresó que su mayor miedo, durante esta cuarentena, es que su dinero se acabe y no pueda llevar un plato de comida a su hogar. “Es duro saber que eres un profesional, que ganes en dólares y sin embargo, no puedas mantener a tu familia como quisieras”, agregó.
Ser un profesional no es sinónimo de tener buenos ingresos en Venezuela. Periodistas, como Leandro, deben tener más de dos trabajos que le permitan poder adquirir alimentos de primera necesidad que puedan llevar a sus hogares. A pesar de esto, un profesional de la comunicación en el país debe dejar de comer por un mes para intentar reparar un insumo básico de una vivienda, como la nevera. “Beber agua fría, algo que es tan normal en otro país, en mi caso, no siempre lo puedo tener”, finalizó David.