El lugar de veraneo de los acaudalados y poderosos se convirtió en un improbable escenario en la lucha contra la inmigración ilegal.
Alrededor de 50 migrantes llegaron inesperadamente en avión a Martha’s Vineyard el miércoles, dijeron las autoridades locales, intensificando una táctica en la que los estados liderados por republicanos han enviado autobuses llenos de migrantes a bastiones liberales como Washington y Nueva York en protesta por el significativo aumento de la inmigración indocumentada durante el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden.
El grupo de migrantes, que incluía niños, llegó en dos aviones alrededor de las 3 p. m. sin ningún aviso, dijo el senador estatal Julian Cyr, demócrata por Massachusetts que representa a Cape Cod, Martha’s Vineyard y Nantucket. Funcionarios y voluntarios de las seis ciudades de la isla “movieron cielo y tierra para establecer esencialmente la respuesta que daríamos en caso de huracán”, dijo.
Mientras los inmigrantes recibían pruebas de COVID-19, alimentos y ropa, había confusión sobre el terreno acerca de quién los había enviado a Martha’s Vineyard, una lugar popular de escape para los adinerados y poderosos. Los migrantes dijeron que habían empezado el día en San Antonio, pero fue la oficina del gobernador de Florida la que asumió la responsabilidad.
Taryn M. Fenske, directora de comunicaciones del gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo que los dos vuelos formaban parte de un programa estatal para transportar a inmigrantes indocumentados a los llamados destinos santuario. Este año la Legislatura de Florida reservó 12 millones de dólares para el programa de transporte.
“Estados como Massachusetts, Nueva York y California facilitarán mejor la atención de estos individuos a los que han invitado a entrar en nuestro país al incentivar la inmigración ilegal a través de su designación como ‘estados santuarios’ y el apoyo a las políticas de fronteras abiertas del gobierno Biden”, dijo Fenske en un comunicado.
Uno de los migrantes, que pidió ser identificado solamente como Leonel, dijo en español que la gente de Martha’s Vineyard era generosa y que “nunca había visto una cosa como esta”. Le regalaron un par de zapatos.
“Tengo tres meses que no duermo bien”, dijo Leonel, que no tiene familiares ni amigos en Estados Unidos. “Tengo tres meses que no me pongo unos pantalones nuevos. O un par de zapatos”.
Leonel, de 45 años, dijo que había salido de Venezuela hace unos tres meses, cruzando el Tapón del Darién, una zona en la que no hay caminos, ubicada entre Colombia y Panamá, y que se abrió camino hacia el norte a través de Centroamérica y México. Su primer intento de cruzar la frontera estadounidense fracasó. En su segundo intento, en Piedras Negras, México, consiguió cruzar el río Bravo.
Leonel pasó varios días detenido por inmigración antes de ser liberado en San Antonio, donde a él y a otros migrantes se les dijo que podían conseguir pasaje a Massachusetts. Aceptaron.
Terry MacCormack, secretario de prensa del gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, dijo en un comunicado que su administración estaba en comunicación con funcionarios locales de la isla, que estaban proporcionando “servicios de refugio a corto plazo” a las personas migrantes.
Los recién llegados parecen ser en su mayoría de Venezuela, dijo el representante estatal Dylan Fernandes. Recibieron servicios básicos de socorro en los Servicios Comunitarios de Martha’s Vineyard, en Oak Bluffs, antes de ser llevados al otro lado de la calle, a la escuela secundaria regional, y finalmente a la Iglesia Episcopal de St. Andrew, en Edgartown, un antiguo pueblo ballenero que es el más cuidado de la isla.
Incluso las grandes ciudades estadounidenses han tenido problemas para hacer frente a los migrantes que llegan “sin apenas aviso”, como dijo el miércoles el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, en una declaratoria de desastre. Mencionó el refugio de emergencia y la atención médica que necesitan los 500 migrantes que han sido enviados en autobuses desde Texas a Chicago.
“Mientras que otros estados pueden estar tratando a estas familias vulnerables como peones, aquí en Illinois, los estamos tratando como personas”, dijo Pritzker en un comunicado.
El reto al que se enfrenta Martha’s Vineyard —que tiene una población de unos 20.000 habitantes durante todo el año— puede ser aún más duro.
El reverendo Chip Seadale dijo que St. Andrew había decidido acoger a los inmigrantes durante la noche después de enterarse de que no tenían a dónde ir. Un feligrés se puso en contacto con él, sabiendo que la iglesia ayuda a alojar a las personas sin techo en invierno.
El único refugio para indigentes de la isla no funciona durante el verano y tiene capacidad para 10 personas, con un solo baño, dijo Barbara Rush, guardiana de St. Andrew. “Cincuenta personas sin hogar es un número abrumador para el tamaño de la comunidad”, dijo. “Pero esta es una comunidad fuerte y capaz”.
Aunque Martha’s Vineyard es conocida como el destino veraniego de los ricos y poderosos —el presidente Barack Obama y John Kerry tienen casas allí—, la isla se enfrenta a una escasez de viviendas asequibles, ya que el precio medio de la vivienda ronda el millón de dólares. Además, los inmigrantes llegan justo al final de la temporada de verano, cuando el trabajo estacional ha terminado.
“En invierno, literalmente, no hay trabajo, y no hay viviendas asequibles en Martha’s Vineyard”, afirma Rush. “El grueso de la gente que tiene un trabajo de ingresos bajos o medios vive fuera de la isla y depende del transporte público para llegar”.
Dijo que los grupos comunitarios locales, las iglesias y los restaurantes estaban colaborando. Entre los voluntarios estaba Sergio Racig, un administrador de propiedades que fue a la iglesia para ayudar a interpretar. “Algunos de ellos fueron torturados por el cártel mexicano; les pasaron cosas muy muy malas”, dijo, y añadió: “Están contentos de ver todo el apoyo de la isla”.
DeSantis, un republicano con ambiciones presidenciales, ha atacado repetidamente al gobierno federal por transportar a los migrantes a Florida y ha amenazado con enviarlos a zonas de tendencia liberal. Ha mencionado con frecuencia el estado natal de Biden, Delaware, como posible destino.
La vicegobernadora de DeSantis, Jeanette M. Núñez, cubanestadounidense, enfrentó el mes pasado la presión política de los demócratas en Miami, su ciudad natal, cuando dijo en una entrevista radiofónica en español que los migrantes cubanos que cruzan ilegalmente la frontera desde México deberían ser trasladados en autobús fuera del estado.
El gobernador de Florida dijo a los periodistas el mes pasado que el estado aún no había reubicado a los migrantes porque un programa similar en Texas nos había “quitado mucha presión”. Texas ha enviado al menos 6200 migrantes a la capital del país este año, pero la oficina del gobernador allí dijo el miércoles que no había participado en el transporte a Martha’s Vineyard.
Cyr, el senador estatal de Massachusetts, criticó la motivación de los vuelos. “Es una artimaña cruel que manipula a las familias que buscan una vida mejor”, dijo, y añadió: “Nuestra comunidad ha sido blanco, claramente”.
J. David Goodman y Michael Levenson colaboraron con la reportería.
Patricia Mazzei es la jefa de la corresponsalía en Miami, que cubre Florida y Puerto Rico. Escribe sobre noticias de última hora, política, catástrofes y las peculiaridades de la vida en el sur de Florida. Se unió al Times en 2017, tras una década en The Miami Herald.
Eliza Fawcett es reportera de la redacción de National y es parte de la generación 2022-2023 de becarios del New York Times. @ElizaFawcett
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