Los hermanos Luis Alfonso e Ignacio Enrique Oberto Anselmi y Ricardo Martínez Maldonado fueron los encargados de canalizar estos fondos por un entramado de cuentas y sociedades en Andorra, Suiza, Curazao, Panamá, España, Antigua y Barbuda y EE. UU.
Entre las transferencias de los Oberto Anselmi bajo el foco de los investigadores, destaca una de 1,3 millones de dólares desde su cuenta en la Banca Privada d’Andorra (BPA) a la sociedad Totalbank Curazao N.V. en EE. UU. La beneficiaria es Anny Josefina Villanueva, hija del exauditor general de Pdvsa Jesús Manuel Villanueva.
Los investigadores también han detectado otra transferencia desde el país pirenaico de 200.000 dólares de los caraqueños a una cuenta en Suiza de Nicolás Veracierta. El nombre del destinatario coincide con el de un exgerente ejecutivo de la empresa pública Electricidad de Caracas.
El informe de la inteligencia andorrana, fechado el pasado abril, forma parte de las pesquisas por blanqueo y pertenencia a organización criminal que instruye una jueza del país europeo. En 2018, la magistrada procesó a una treintena de miembros de esta trama que tiene en sus filas a los exviceministros de Energía de Venezuela del primer Gobierno de Hugo Chávez (1999-2013) Nervis Villalobos y Javier Alvarado.
Herederos de una adinerada familia que hizo fortuna con las finanzas bajo el manto protector del chavismo, los hermanos Luis Alfonso e Ignacio Enrique Oberto Anselmi -48 y 41 años, respectivamente- y Ricardo Martínez Maldonado, de 52 años, se presentaron en la BPA como “directores generales y gerentes de empresas”. E inscribieron su cuenta en esta institución financiera a nombre de la mercantil Unovalores Ltd., sociedad de valores constituida en 2005 en las Islas Vírgenes Británicas que presume de que una cuarta parte de sus clientes tienen cuentas en Europa.
Los Oberto Anselmi y Martínez Maldonado figuraron solo como representantes en la cuenta de la BPA de Unovalores, que permaneció abierta entre 2007 y 2008.
La mayor parte del dinero (131,3 millones de dólares) que ingresaron los tres empresarios en Andorra llegó desde las cuentas en el mismo banco de Omar Farías Luces, conocido como el zar venezolano de los seguros por haber levantado un emporio en este sector en la era de Chávez.
Para acreditar estos pagos, el empresario asegurador presentó en el banco un supuesto contrato de servicios entre Unovalores y sus sociedades. Los investigadores apuntan a que la documentación no fue suficiente.
Además, los hermanos Oberto Anselmi y Martínez Maldonado transfirieron 44 millones al testaferro de la red que expolió Pdvsa, el contador público Luis Mariano Rodríguez Cabello. También enviaron más de 11 millones a Farías Luces y otro millón al corredor de seguros venezolano José Luis Zabala. Los tres últimos se encuentran procesados desde 2018 en Andorra por el saqueo de la energética.
La cuenta de Unovalores en la BPA de los Oberto Anselmi se usó, además, para remitir 38,6 millones a un depósito de la mercantil Unovalores en Curazao, territorio autónomo de Países Bajos en el Caribe; enviar dos millones de dólares a Farías Luces a Suiza e ingresar 722.171 a un empresario inmobiliario de Madrid. Asimismo, una mujer con el nombre de Mariana Villalobos cobró en una cuenta en España 29.200 dólares de los caraqueños.
El resto de movimientos de los empresarios muestran transacciones a Panamá, EE. UU., Antillas Holandesas, Australia y Antigua y Barbuda.
Este diario ha intentado sin éxito localizar a los hermanos Oberto Anselmi y a Ricardo Martínez Maldonado y no ha podido recabar la versión de Farías Luces.
Casi tres millones en arte
Los Oberto Anselmi sentían pasión por el arte. A través de su cuenta en Andorra, desembolsaron 2,4 millones de dólares en 2008 por cinco obras de los pintores venezolanos Tito Salas -célebre por sus óleos sobre Simón Bolívar- y Arturo Michelena, considerado uno de los más relevantes artistas de su país. Los caraqueños también pagaron en Suiza 300.000 dólares por dos piezas de Fernando Botero, el pintor colombiano especializado en figuras corpulentas y redondeadas
Unovalores Ltd fue creada en 2005 por el despacho panameño de abogados Alemán, Cordero, Galindo & Lee (Alcogal), célebre por fabricar sociedades off shore y especializado en auxiliar a las élites latinoamericanas a esconder su fortuna, tal y como reveló en 2021 la investigación periodística de 11,9 millones de documentos Pandora Papers del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
El informe de la Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand) sostiene que la documentación que aportaron los hermanos Oberto Anselmi para abrir la cuenta en la BPA resultó “insuficiente” y no permite acreditar que fueron los beneficiarios reales del dinero. “La cuenta presenta indicios de operaciones sospechosas de blanqueo de capitales”, indican los investigadores.
Los agentes critican también que no conste en la documentación de la institución financiera andorrana un formulario original KYC (know your client, conoce a tu cliente, en inglés), que los aspirantes a abrir una cuenta deben rellenar para explicar el origen de su fortuna.
La Uifand pone el foco en que las cuentas de los Oberto Ansemi se nutrieron de fondos de empresarios procesados por el saqueo de Pdvsa como Farías Luces y del opaco entramado societario creado por los expoliadores de la energética.
Calificados como “tiburones de los corros financieros” o boliburgueses, que es como se denomina a los ventajistas que hicieron caja bajo la sombra del poder chavista, los hermanos Oberto Anselmi son unos viejos conocidos de los cenáculos venezolanos. El medio Armando.info les señaló por operar en la concesión de préstamos fraudulentos a Pdvsa para “obtener en retribución acceso a divisas”. Y atribuía en 2013 al mayor del clan –descrito como asesor financiero de compañías en el Caribe Oriental y coleccionista de arte- unos ahorros de 20 millones. También, cifraba en hasta 70 millones el patrimonio que manejaba a través de una madeja mercantil.
Pilotada por una treintena de exfuncionarios de Pdvsa y exdirigentes chavistas, la red que saqueó la energética operó entre 2007 y 2012. A través de una tupida telaraña financiera, la organización percibió mordidas de hasta el 10% de empresarios, especialmente chinos, que conseguían adjudicaciones públicas de la firma estatal y sus filiales.
Para esconder los fondos corruptos, la red ocultó su botín mediante una telaraña de cuentas en la BPA, a 7.400 kilómetros de Caracas. Los ingresos de la organización se camuflaban bajo el paraguas de unos trabajos de asesoría que, según los investigadores, no existieron.
La BPA, entidad del pequeño país pirenaico que acogió el caudal de dinero sucio chavista, fue intervenida en 2015 por el supuesto lavado de fondos de grupos criminales. Andorra permaneció blindada por el secreto bancario hasta 2017.