El presidente Donald Trump pone en marcha el plan previsto en el memorándum firmada el miércoles pasado, con el que prevé enviar hasta 30.000 inmigrantes indocumentados a la bahía cubana
“El presidente (Donald) Trump no está jugando, y ya no va a permitir que Estados Unidos sea un vertedero para criminales ilegales de todas las naciones del mundo”, ha señalado Leavitt en su anuncio. El mandatario firmó el miércoles pasado un memorándum con el que ordenaba al departamento de Defensa y el de Seguridad Nacional preparar las instalaciones para acoger a 30.000 inmigrantes indocumentados en Guantánamo. Mientras firmaba la orden, añadió que será el destino de los “criminales más peligrosos, que amenazan al pueblo estadounidense” y que les será “difícil salir” de la bahía.
El objetivo de Trump es enviar allí a los inmigrantes que no sean aceptados por sus países de origen. Sin embargo, los desafíos logísticos son enormes, pues en el centro de detención de inmigrantes ya existente –utilizado hasta ahora para los interceptados en el Caribe– no hay capacidad para albergar a más de unos pocos miles. Para ampliarla, el Pentágono ya ha levantado 50 tiendas de campaña dentro de un recinto vallado adyacente al Centro de Operaciones Migratorias.
En la actualidad, la base naval alberga a unas 6.000 personas, entre militares y civiles, y en su prisión, por donde han pasado unas 780 personas, quedan todavía 15 reclusos tras años de esfuerzos por cerrarla. Trump pretende dar una segunda vida a la bahía, aunque su memorándum carece de específicos, por lo que se irá desvelando cómo quiere hacerlo a medida que se implemente.
También se espera que el costoso plan sea disputado en los tribunales, dado que fuerza los límites de la legalidad al trasladar allí por primera vez a inmigrantes desde el continente. En una entrevista con La Vanguardia, la abogada Alka Pradhan, que trabaja en las comisiones militares establecidas tras el 11-S en Guantánamo, expresó el temor de que estos inmigrantes sean detenidos “en condiciones inhumanas” y “de manera indefinida” en la bahía, donde no se aplica plenamente la Constitución y donde la ley de Inmigración y Nacionalidad no tiene vigencia, por lo que no hay ninguna certeza de que los casos de estos inmigrantes vayan a ser procesados de manera justa.
En su plan para deportar a 11 millones de inmigrantes sin papeles, Trump ha encontrado una original salida a la base de Guantánamo, en manos de EE.UU. tras la guerra de independencia cubana, cuando La Habana cedió la bahía mediante un contrato de arrendamiento sin fecha de vencimiento. Sin embargo, desde la llegada al poder del gobierno comunista en 1959, Cuba considera ilegal la presencia militar estadounidense en Guantánamo y ha pedido repetidamente su devolución, mientras rechaza los pagos de EE.UU.
Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York, la administración de George Bush construyó allí una prisión y posteriormente tribunales militares para juzgar a presuntos terroristas. Sin embargo, se retuvo también a cientos de personas inocentes, que enfrentaron torturas y detención indefinida durante años sin una acusación en firme.
Los sucesivos gobiernos han ido llegando a acuerdos con otros países para repatriar a algunos de los presos y reducir la población de las cárceles, pero Trump vuelve ahora con esta idea que ya tanteó en su primer mandato, y que ha puesto en marcha tan solo dos semanas después de jurar la Constitución.
Nayib Bukele ofrece las cárceles de El Salvador para acoger a inmigrantes deportados por EE.UU.
Las autoridades han detenido en este tiempo a más de 3.000 personas en todo el país, una cifra alejada de las redadas “masivas” que Trump prometió en campaña. Sin embargo, a base de órdenes ejecutivas y la ley Laken Riley aprobada en el Congreso, ya ha preparado el terreno legal para ampliar la operación. Mientras tanto, realiza una campaña propagandística para infundir miedo a los inmigrantes, con imágenes de los arrestos y de los vuelos de deportación en aviones militares.
Trump saca a EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU
Donald Trump firmó este martes una orden ejecutiva para poner fin a la participación de Estados Unidos en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU) y la ha acusado de ser parcial contra Israel. Precisamente esta orden se produce el mismo día en que Trump se reúne en el Despacho Oval de la Casa Blanca con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
“Siempre he sentido que la ONU tiene un enorme potencial, pero no está cumpliendo con él en este momento. Durante mucho tiempo ha sido ineficaz. Hay grandes esperanzas en ella, pero, para ser honesto, no está bien gestionada. Deben poner orden en sus asuntos”, declaró Trump a la prensa.
El mandatario norteamericano ha declarado que continuará con la suspensión de fondos para la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) y afirmó que los palestinos no tienen más alternativa que irse de la franja de Gaza y que quiere que Jordania y Egipto acojan a esos ciudadanos.
Estos vuelos se han dirigido a distintos países de América Latina, como Colombia, cuyo presidente Gustavo Petro protestó por el trato que habían recibido los inmigrantes y se negó en primera instancia a recibirlos en su país, aunque luego accedió. Trump también ha llegado a acuerdos con Venezuela –tras la reunión de su asesor con Nicolás Maduro– y El Salvador, donde ayer el secretario de Estado Marco Rubio se reunió con su presidente, Nayib Bukele, quien ofreció sus cárceles, incluido el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) para retener a inmigrantes indocumentados que hayan cometido delitos graves.