El anuncio llega un día antes de que se levante el bloqueo de Wuhan, el foco original de la pandemia
MACARENA VIDAL LIY Wuhan (China) –
China ha anunciado el primer día desde que admitió la epidemia en el que nadie ha muerto por coronavirus. El cero en la casilla de fallecidos llega en un momento especialmente simbólico: este miércoles se levantará, finalmente, el cerco por cuarentena de Wuhan, impuesto el 23 de enero. El país había anunciado el 11 de enero su primer muerto a causa de lo que entonces se conocía como una neumonía atípica y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acabaría denominando como Covid-19.
Según las cifras que ha dado a conocer este martes la Comisión Nacional de Sanidad, también por primera vez el número de enfermos graves de Covid-19 ha bajado de 200. El número de casos confirmados suma 81.740. Es un aumento de tan solo 32 infectados con respecto al día anterior, todos ellos casos de personas llegadas desde el exterior a China, que mantiene cerradas sus fronteras a los extranjeros desde el 25 de marzo. No se ha registrado ningún caso de contagio comunitario. Este país ha declarado 3.331 muertos por la enfermedad, si bien un informe de la CIA estadounidense considera que la cifra real es más alta.
El lunes, la Comisión ya había registrado un único fallecido el domingo por la enfermedad. El anuncio representa una confirmación más de que, poco a poco, China, el país donde se detectaron los primeros casos de infección por el nuevo coronavirus, consigue imponerse sobre el patógeno.
Desde comienzos de marzo el país ya había registrado un descenso cada vez mayor del número de nuevos contagios. El levantamiento del bloqueo de Wuhan supondrá un hito en la lucha contra la enfermedad, un símbolo de que las cosas vuelven a la normalidad.
A partir de este miércoles, quienes deseen marcharse de Wuhan podrán hacerlo si demuestran estar en buen estado de salud mediante una aplicación telefónica. Desde el 28 de marzo ya puede entrar en esta ciudad de 11 millones de habitantes a orillas del río Yangtzé quien lo desee, siempre que demuestre también que no es portador del virus.
A lo largo del día, las autoridades de Wuhan han intensificado los trabajos para tener todo a punto para el gran día: el aeropuerto de la ciudad ha sido sometido a una intensa desinfección, y los equipos de mantenimiento limpian los parterres de las carreteras. Los puestos de peaje permanecían bloqueados hasta ahora para todo vehículo que quisiera salir, excepto los camiones que han transportado las vituallas necesarias para la ciudad y coches oficiales. Estos peajes, convertidos en auténticos puestos de control, han vuelto al fin a dejar pasar personas, siempre que llevaran el código de salud necesario. En un proceso que recordaba a los intercambios de espías de la Guerra Fría, un vehículo les dejaba en un lado del peaje; el pasajero mostraba su documentación a la policía y, si todo estaba en regla, con un gesto de cabeza se les permitía cruzar, a pie, al otro lado. Allí les esperaba otro taxi, para llevarles finalmente, después de semanas, a casa.