Chris Dalby, director de World of Crime, hace un repaso sobre la historia de este grupo delincuencial venezolano que algunos gobiernos como el chileno o el peruano señalan como una amenaza a su seguridad nacional
El Tren de Aragua en pocos años pasó de ser una pandilla carcelaria a una poderosa banda criminal con tentáculos en varios países de América Latina. En Perú fue catalogada como el “enemigo número uno”. En Colombia se ha enfrentado por el control de las fronteras con guerrillas y grupos paramilitares. Y en Chile logró afianzarse en el norte del país y es considerada como una amenaza para la seguridad nacional. Esta banda cuenta con un amplio portafolio criminal que hace que sus fuentes de financiamientos sean múltiples. Entre los negocios que opera está la trata de personas, el tráfico de migrantes, el secuestro, la extorsión, el robo y el tráfico de drogas.
Recientemente, el canciller venezolano, Yvan Gil, aseguró en un encuentro en Cúcuta (Colombia) con su homólogo colombiano, Luis Gilberto Murillo, que “el Tren de Aragua es una ficción creada por la mediática internacional para tratar de crear una etiqueta inexistente, como lo hicieron en su momento con el Cartel de los Soles”
En respuesta, la ministra del Interior de Chile, Carolina Tohá, dijo que es un “insulto” que Venezuela niegue la existencia de la banda criminal y diga que es una invención de los medios internacionales.
“Es un insulto, no al Gobierno de Chile sino al pueblo de Chile y a los pueblos de Latinoamérica. Inaceptable”, indicó Tohá en declaraciones a la prensa.
Días después, en su cuenta de X (antes Twitter), el canciller venezolano rectificó y reconoció la existencia de la organización criminal. Sin embargo, aseguró que el régimen de Maduro acabó el Tren de Aragua en Venezuela.
A su vez, Maduro dijo en su programa de televisión que detrás “del relato del Tren de Aragua hay gente como (el senador republicano) Marco Rubio en Estados Unidos”, que tratan de trasladar una imagen de que “es una especie de ISIS, de nuevos talibanes o un nuevo Cartel de Medellín”.
Sobre este tema Infobae habló con Chris Dalby, director de World of Crime, quien es experto en crimen organizado y quien prepara un libro sobre el Tren de Aragua.
-¿Qué piensas sobre lo que dijo el canciller venezolano, que la banda ya fue desarticulada en Venezuela?
Maduro dijo que el tren de Aragua había sido desmantelado totalmente después de un golpe bastante exitoso en diciembre de 2023, donde la policía y varias autoridades venezolanas entraron a la cárcel de Tocorón y capturaron a muchos miembros de la banda. Pero es importante saber que el jefe máximo del grupo, el Niño Guerrero, se escapó y no lo han conseguido capturar hasta la fecha. Entonces es muy difícil decir cuando un grupo criminal está desmantelado, porque si capturan a un líder de un grupo, otros miembros con su conocimiento, con sus estructuras, con su financiamiento, con sus armas, pueden simplemente reformarlo bajo otro nombre. Entonces ya el concepto de desmantelar un grupo criminal es muy discutible.
-Cuéntame un poco sobre el origen de esta organización criminal, desde su formación como un colectivo sindical, y cómo se fue expandiendo y consolidando.
La cosa que hay que entender sobre el Tren de Aragua es que tiene características que la hacen única en América Latina. Es el primer grupo criminal venezolano que se expande nacionalmente con un modelo de negocios casi totalmente único. Y después ha conseguido replicar este modelo en otros países de América Latina. El Tren de Aragua empezó a inicio de los años 2000 como un gremio de trabajadores ferroviarios que construían una ferrovía en el estado de Aragua, que empiezan a extorsionar a otros miembros de la cadena de suministros ferroviaria y también a pedir dinero a empresas y a autoridades locales. Desde ese momento un núcleo de líderes del grupo construye lentamente la banda criminal. Cuando sus miembros son capturados, rápidamente la cárcel de Tocorón se vuelve su centro de operaciones, su centro nuclear. Entonces la cúpula de la pandilla empieza a controlar desde allí las células en varias partes: primero en el estado de Aragua, luego en todo Venezuela y después empieza a operar en Colombia, Chile, Perú, hasta en Brasil y un poco también en Ecuador. Pero se afianza en Aragua. ¿Por qué allí? Porque en partes de ese estado venezolano, sobre todo en el barrio de San Vicente, tiene un control social, y recibe recursos y apoyo del gobierno. Y además tiene una fundación, que no es realmente una fundación caritativa, pero es a través de esta que se llama Somos el barrio JK que actúa y es su fachada pública.
-¿Qué características tiene el Tren de Aragua que la diferencia de otras organizaciones criminales en América Latina?
Simplemente han conseguido expandirse gracias a la criminalización de la diáspora venezolana en el continente. Por ejemplo, en la frontera colombiana extorsionan a migrantes venezolanos y de otros países para pasar la frontera. Cobran una renta por cada negocio, cobran por cada mercancía ilegal que pasa por la frontera. Y han expandido este modelo a otras partes del continente. Millones de venezolanos dejaron su país en los últimos años para para refugiarse en Perú, Colombia, Bolivia, Chile. Y en cada paso de esta expansión, la banda siguió el flujo migratorio y obligó a los migrantes a pagar para pasar fronteras, los obligó a cargar droga, a trabajar en prostitución. Entonces, la expansión y el flujo migratorio venezolano ha sido el mecanismo de crecimiento del Tren de Aragua.
-¿Qué me puede decir sobre su estructura, cómo se organizan?
La estructura del grupo es muy horizontal. Quizá hay células del Tren de Aragua en varias partes de Venezuela y en varias partes de América Latina que antes recibían órdenes desde la cárcel del Tocorón y de su líder el Niño Guerrero. Pero luego del operativo en la cárcel en 2023, ha sido difícil entender su jerarquía, y es ese el argumento que Maduro y Tarek William Saab utilizan para decir que han desmantelado el grupo. También hay que decir que es muy fácil que países de América Latina detenga a un venezolano involucrado en una actividad criminal y simplemente digan que es miembro del Tren de Aragua, porque hace prensa, porque le ayuda a la policía a justificar sus presupuestos.
-¿Crees que este grupo se representa una amenaza tal como lo ha dicho el gobierno de Perú o el de Chile?
Es verdad que que representa una amenaza real, sobre todo en Chile. Y representa una amenaza real porque hay mucha violencia conectada con esta banda criminal en varias partes del país. Pero de nuevo, no todos los incidentes de violencia en Chile que involucran a venezolanos están vinculados al Tren de Aragua. En Perú es otra cosa, porque en Perú ha tenido tanto cambio político, tanto caos político desde hace años, tantos gobiernos entrando y saliendo, que ha sido imposible para el país construir una estrategia antipandillas que dure o que mantenga una continuidad, y eso ayuda a estructuras criminales como el Tren de Aragua a expandir sus redes sin resistencia.
-¿Dentro de la estructura del negocio de la droga, qué papel tienen?
Durante muchos años el Tren de Aragua no se metió tanto en el negocio de la droga. Sí, por ejemplo, dejaban pasar droga por trochas fronterizas bajo su control y recibían un porcentaje por esto. Pero los miembros del Tren de Aragua son narcotraficantes, están más enfocados en victimizar a la población migratoria. Ahora, hoy en Colombia, en Chile, en Venezuela sí hay acusaciones, y no te puedo decir si son ciertas, de que el Tren de Aragua está involucrado en el microtráfico, que es la venta local o el control de las ventas locales de droga.
-¿Por último, hay células del Tren de Aragua en Estados Unidos o Europa?
Bueno, con la llegada de migrantes venezolanos a Estados Unidos y un poco a Europa, hay cierto pánico, sobre todo en partidos de derecha en Estados Unidos, como el Partido Republicano, que piensan que el Tren de Aragua está llegando al país y representa una amenaza. Eso simplemente no es cierto. Pero que algunos miembros han sido capturados o detenidos en Estados Unidos, quizás sí, pero que células activas existen en Europa y Estados Unidos, hasta la fecha no hay ninguna prueba de eso.